
¿Sabía que el Colegio Internacional Alminar tiene huerto escolar y que de él se benefician todos nuestros estudiantes? Los primeros años de vida de nuestros hijos son la base para el desarrollo integral de los niños. Por ello, asumimos el compromiso de garantizar un entorno de aprendizaje seguro fomentando la curiosidad por descubrir e investigar lo desconocido. Y uno de esos entornos de formación es nuestro huerto escolar.

El gran número de recursos educativos que mueve, el atractivo del trabajo al aire libre y el ver cómo crecen las plantas gracias a nuestro trabajo, son razones ya por sí mismas suficientes para que nos hayamos animado a incorporar el huerto escolar a nuestro colegio.
Huerto escolar como espacio de aprendizaje
Con esta actividad, la del huerto escolar, desarrollaremos la socialización y el trabajo en equipo, organizando y respetando los ritmos naturales, favorecemos la valoración del propio esfuerzo y su relación con el aprecio a los productos conseguidos, la importancia de la constancia y el orden.
No hay nada más satisfactorio para el estudiante que el ver que con su propio trabajo físico e intelectual va haciendo crecer hortalizas allí donde solo había escombros o arena, y, además, comérselas al final del proceso.
Por último, desarrollaremos talleres y juegos como mermeladas, tintes, ungüentos, o muñecos que se presentan como una oportunidad para continuar nuestra actividad docente apoyándonos en el huerto escolar.

En nuestro huerto escolar podremos trabajar, por ejemplo, lateralidad, orientación espacio-temporal, motricidad fina, explorar con los sentidos, plantearnos preguntas y desarrollar estrategias de investigación, y realizar observaciones de seres vivos.
Estas posibilidades educativas podemos ampliarlas más allá del área de ciencias. Trabajaremos el lenguaje a través de adivinanzas o refranes, estudiaremos el origen de los cultivos y su uso en diferentes culturas, aplicaremos nuestros conocimientos matemáticos para calcular la superficie a abonar o los kilos recogidos.
Beneficios de tener un huerto escolar
El trabajo en un huerto escolar por parte de los estudiantes tiene beneficios tanto sociales, como físicos y emocionales, para los pequeños y pequeñas. Los principales son los siguientes:

Potencia el trabajo en equipo
Al tener que desarrollar varias tareas, los niños y niñas necesitan ayuda mutua, favoreciendo así el trabajo en equipo, la cooperación y el compañerismo. Además, al tener que organizarse solos, poco a poco desarrollan el sentido de la responsabilidad y la autonomía personal.
Estimula sus sentidos
En el huerto escolar, los pequeños y pequeñas aprenden tocando, oliendo, viendo y saboreando, es decir, que aprenden mediante estimulación sensorial mientras se divierten. Así mismo, aplican lo que han leído en los libros y pueden observar de primera mano cómo se desarrollan los procesos naturales.
Muestra el valor del esfuerzo
A través del cultivo de alimentos, los niños y niñas aprenderán el valor del esfuerzo y adquirirán respeto por el trabajo de los agricultores y agricultoras. Además, cultivar su propia comida les hará mucha ilusión, y al conseguirlo se sentirán satisfechos y más seguros de sí mismos.
Fomenta el cuidado del medio ambiente
Al ser una actividad que implica interactuar con la tierra y las plantas, los pequeños y pequeñas aprenderán la importancia de respetar y hacer respetar el medio ambiente y la naturaleza.
Fomenta la alimentación sana y equilibrada
El huerto escolar también fomenta la alimentación equilibrada, ya que pone al alcance de los niños y niñas muchos alimentos sanos y de temporada para que los conozcan y los prueben.
Combate el sedentarismo
La agricultura manual es, a fin y al cabo, una actividad física al aire libre; así pues, les sirve a los pequeños y pequeñas para moverse y mantenerse activos, lo cual es una pequeña ayuda para tener el sedentarismo a raya.